Estos cuadros quieren expresar ensimismamiento que produce el conducir y el estar en ruta.
El aliento ingenuamente maduro de Carmen Marcos nutre una pintura personalísima con un tejido de temáticas que van desde el exotismo, pasando por la cotidianidad, las flores de vistosos colores, el viaje en clave de /road movie /con el latido de las palabras de Séneca1, la intimidad de la mujer y sus espacios …
La propuesta para este año es la del viaje, /leitmotiv /cercano y asequible que, como toda su obra, forma parte de la vida, enmarcada por una mirada atenta y precisa que dibuja la realidad coloreada y transfigurada, con formas a menudo insinuadas, a veces desdibujadas, aisladas en un trazo o en una tonalidad, impregnadas de ritmo acompasado y de sugerencias.(“…/Las cosas que nos dan verdadera fuerza (…) han de esperar años, antes de que el tiempo les de poco a poco un color resistente…”)/2. En verdad el arte requiere tiempo porque la mirada gana intensidad, percibe cada matiz, textura, forma, color, plasmados en el transcurso de los años vividos intensamente. Poder reencontrar los cuadros de Carmen Marcos, descubrirlos y saborearlos con esa intensidad hacen del gusto un placer y del arte un motivo compartido y a nuestro alcance.
/Teresa Granados, 2001/
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