Horizontes formidables
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El horizonte es la línea donde parecen juntarse cielo y tierra, donde las distancias entre las cosas parecen desaparecer; es el límite hasta donde alcanza la vista. Esta línea se refleja en nuestra retina en la zona de mayor agudeza visual (la fóvea) precisamente para que podamos distinguir con mayor nitidez las cosas en la lejanía.
Aunque nos parece que el horizonte visible está muy lejos, una persona de 1,60 cm de altura, debido a la curvatura de la Tierra en un lugar sin obstáculos la distancia más alejada que puede observar por mucha agudeza visual que tenga es de 4,55 Km aproximadamente.
Es fácil imaginar la importancia que tenía para el hombre primitivo poder visualizar el horizonte, pues así era más fácil controlar si se acercaban enemigos o animales y poder tener más tiempo de reacción, de hecho la mayoría de abrigos y cuevas prehistóricas están situadas en lugares desde los que se observa mayor extensión de territorio y en consecuencia un horizonte lejano.
Desde tiempos inmemoriales el contemplar el horizonte desde un punto alto sigue siendo fascinante y continúa produciendo sensación de dominio sobre la naturaleza. Ejerce tanta seducción que es una de las características de los llamados deportes de riesgo. De cualquier forma continúa siendo placentero y emocionante cuanto más alejado lo veamos.
La contemplación del horizonte desde la altura evoca poder sobre el territorio. En la obra “Viajero sobre un mar de niebla” Caspar D. Friedrich (1774–1840) crea una imagen arquetípica de dominio de la Naturaleza por el hombre a pesar de su soledad y pequeñez ante un horizonte convertido en metáfora del absoluto.
Este gesto también se asocia con poderío social. Por ejemplo en El Gatopardo, cuando el príncipe Salinas está en su estudio conversando con el cura que tiene a su servicio sobre la Revolución y la sustitución de la dinastía borbónica por la de la Casa de Saboya, mirando por la ventana sus posesiones y señalando el horizonte que se divisa en la lontananza, dice: “Mirad padre, esto es lo importante. Harán falta muchos Víctor Manuel para cambiar esta posición mágica que nos ha sido otorgada”. Visconti como director y Burt Lancaster como actor, hacen en esta escena una interpretación magistral del texto de Lampedusa, para el Príncipe Salina da igual quien mande en el país, él seguirá mirando sus posesiones y el mundo desde lo alto.
La obra de Chillida (1924-2002) "Elogio del horizonte"de 1990 nos llena de ecos de lo que pudo ser la relación que el hombre tuvo con la naturaleza y de la emoción que provoca la visualización de horizonte como límite majestuoso del mundo visible. Esta construcción formidable establece un verdadero diálogo con el horizonte otorgándole múltiples significados, remitiéndonos de forma atávica a los dólmenes prehistóricos casi siempre erguidos en lugares desde donde se divisa el horizonte.