"-¿Cómo te llamas tú? -preguntó al fin el Cervatillo: ¡qué voz mas dulce tenía!
"¡Eso quisiera yo saber!", pensó la pobre Alicia. Y le contestó con tristeza: -Ahora mismo, nada.
-Piensa un poco -le dijo-: no vale decir eso.
Alicia se puso a pensar, pero no se le ocurría nada.
-¿Por qué no me dices, por favor, cómo te llamas tú? -le preguntó tímidamente-. Creo que eso me ayudaría un poco.
-Te lo diré si vienes conmigo un ratito -dijo el Cervatillo-, porque aquí no puedo recordarlo.
Y caminaron juntos por el bosque, Alicia tiernamente abrazada al cuello del Cervatillo, hasta llegar a otro espacio abierto. La criatura dio ahí un súbito brinco y se sacudió del brazo de Alicia: -¡Soy un Cervatillo! -exclamó alborozado-. Y tú... ya sé: ¡eres un ser humano! -Pero un signo de alarma se grabó en sus bellos ojos pardos y huyó como un dardo."
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